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/ 24 noviembre 2024

Ramón Arroyo: «Tocar con Los Secretos me permite expresar todo lo que soy como músico»

Ramón Arroyo: «Tocar con Los Secretos me permite expresar todo lo que soy como músico»

Ramón Arroyo es guitarrista del mítico grupo Los Secretos desde hace más de 40 años. De hecho, el sonido característico de esta banda nacida en La Movida madrileña le debe mucho a sus guitarras y a su talento a la hora de rasgar las seis cuerdas. Uno de sus secretos es probablemente su incansable voluntad de aprender de los grandes maestros y de cualquier música creada para transmitir emociones. Amante del blues americano y de la escuela británica, su estilo es sucesor de Chet Atkins, Eric Clapton o David Gilmour.

Considera que la actual industria musical es como el signo de nuestros tiempos, “de usar y tirar”, pero lo único que importa es que las canciones sobrevivan a modas y circunstancias. Los Secretos actuarán en la edición 2023 de las Fiestas de San Miguel de Las Rozas, y Las Rozas es Noticia ha podido hablar con él sobre este concierto, el futuro del grupo, su próximo disco y sus interminables giras, con momentos mágicos sobre el escenario y miles de kilómetros en la carretera.

Acabáis de cerrar temporada en un clásico del verano como el Náutico en San Vicente Do Mar, pero los conciertos prosiguen… ¿Cómo estáis viviendo esta larga gira llamada ‘Recuperando las emociones’? Fueron más de 100 conciertos en 2022, cerrasteis en el WiZink Center… y todo continúa.

Muy bien, la verdad. Lo de la furgoneta y la carretera se hace a veces aburrido, pero con todo lo que sea tocar, que es lo que nos gusta, estamos encantados. A veces me preguntan: ¿Cuándo vais de gira? Y no es que vayamos de gira una temporada; simplemente tocamos todo el año y paramos 15 días, normalmente en julio, para tomarnos unas vacaciones.

Álvaro Urquijo es un poco la figura icónica de Los Secretos, pero tú tienes un peso enorme en los discos y en los conciertos. Estás reconocido como uno de los grandes guitarristas de nuestro país. ¿Qué te hace sentir ese reconocimiento?

Siento mucho agradecimiento. Yo no me lo creo, pero agradezco que la gente diga cosas bonitas de uno y no feas… (risas) Me abruma un poco, pero la verdad es que estoy muy agradecido y, sobre todo, cuando toco, lo que intento es que a la gente le guste. Transmitir algo. En la música y el arte en general, si no transmites, como diría Duke Ellington, “no vale nada”. 

¿Cuántas guitarras estás utilizando en estos conciertos? Te he escuchado algo muy curioso,  sobre que sería ideal utilizar una distinta para cada canción…

Sí, realmente cada guitarra tiene una personalidad y, de hecho, nosotros aunque no cambiemos guitarra, nos gusta poner efectos diferentes, que las canciones no tengan un envoltorio demasiado parecido. Así que, llevo menos de las que me gustaría porque hemos pasado crisis, no de música, si no ya económica y ha habido épocas más difíciles y ha habido que hacer recortes. Pero llevo un par de eléctricas, una guitarra hawaiana eléctrica y una acústica, básicamente.

«El público no nos perdonaría dejar de tocar algunos temas clásicos»

Soléis hacer conciertos más eléctricos como sexteto, o más acústicos, como trío. ¿Cómo será el repertorio a grandes rasgos en el concierto de Las Rozas?

Cuando es con banda es un repertorio completo. Habrá temas que son muy acústicos, porque siempre nos ha gustado hacerlo… Cuando vivía Enrique, a mitad de concierto hacíamos una serie de temas muy acústicos y luego pasábamos a lo eléctrico o a la mezcla, porque hay temas que llevan esa mezcla, con Álvaro tocando la acústica y yo la eléctrica.

El repertorio con la banda nos permite hacer  un poco de todo, lo más amplio posible. Siempre tenemos que incluir los temas que no te va a perdonar el público si no los tocas y otros que son menos conocidos y que nos gustan. Vamos cambiando periódicamente.

En las fiestas de Las Rozas actúa también Loquillo. ¿Qué opinión tienes de su música y cómo recuerdas la época de La Movida en la que participasteis ambas bandas?

Él, como todo el mundo sabe, lleva una línea más rockera, le gusta el Rock n’ Roll, que a mí también, y también me gusta Johnny Cash, igual que a él. Ahora mismo tenemos una especie de vida paralela porque tiene también mucho trabajo y es, igualmente un superviviente de esa época. Ha habido gente que ha hecho luego carrera como solista, habiendo dejado el grupo, pero Loquillo sigue ahí y coincidimos bastante porque tocamos mucho y a veces en conciertos de varios grupos suele estar él.

¿Cuáles son tus guitarristas preferidos o que más te han influenciado?

Hay tantos… Hay que aprender de todo el mundo, sobre todo aprender, y a mi encantan todos los estilos. Cualquier música bien hecha y con corazón puede ser magnífica y te puede hacer vibrar. Hace poco se nos fue un tipo que era genial, Jeff Beck. Yo empecé escuchando blues americano, como tanta gente, a través de guitarristas ingleses como Eric Clapton o Peter Green, la escuela inglesa de grupos como Pink Floyd y David Gilmour. Todo tiene mucho que ver con el blues de Albert King, de Freddie King, de B.B. King… De Albert Collins…

Luego, también me gustan muchos guitarristas americanos como Chet Atkins, maestro de maestros. O gente del mundo del Bluegrass como Clarence White o Tony Rice. James Burton es un guitarrista que tocó en la última época con Elvis, tocando canciones de country, rock n’ roll… Hay muchísima gente fantástica. Y guitarristas de Jazz; de pequeño escuchaba mucho a Wes Montgomery, Pat Metheny… Hay mucha gente buenísima.

«Me da mucha tristeza que Enrique no esté aquí para compartir con él todo lo que hemos vividos con Los Secretos»

¿Cuál es el secreto de Los Secretos para mantenerse en el éxito durante 45 años? Son muchas las generaciones a las que habéis llegado y continuáis haciendo público nuevo.

Sí. Si no hubiera un cambio, una inclusión de nuevas generaciones, no estaríamos aquí, eso lo tenemos muy claro. Tendríamos un público de nuestra quinta, justito, que digamos que sale menos a ver conciertos… El público se renueva. Yo siempre digo lo mismo, hay canciones que han sobrevivido; puede haber grupos o solistas que pueden tener un gran éxito y luego desaparecen, lo malo es cuando desaparece la canción, porque hay temas que han quedado, que la gente no sabe ni de quién son, pero han sobrevivido porque eran buenas. Son un montón de temazos que ahí siguen.

Que las canciones sobrevivan y que atraviesen generaciones y que tengamos un público estupendo y fiel y que, además, ese público se renueve, es el tema. Si no vinieran a los sitios donde tocamos nos tendríamos que dedicar a otra cosa. Ese es básicamente el secreto, que por otro lado, no hay una fórmula. Lo descubres con el paso del tiempo, que la gente sigue ahí y las canciones también, pero eso es algo imposible de saber con antelación.

Hablabas hace un momento de Enrique. Cuando piensas en él, ¿qué recuerdos te vienen a la mente?

Muchísimos momentos. Comentaba hace poco, que aparte de su pérdida, las cosas que hemos hecho después de que él muriera, como ir a sitios a los que no habíamos ido como México. Le gustaban mucho los compositores mexicanos, o a Argentina, haber tocado en el Teatro Real con orquesta… Cantidad de cosas que hemos hecho y que han sido, en gran parte, gracias a sus canciones. Me da mucha tristeza que no estuviera aquí para poder compartirlas con él. Es una pena muy grande, en lo personal, por supuesto, pero en lo musical me da mucha rabia que se haya perdido todo eso.

«Es un signo de los tiempos, tenemos una industria de la música de usar y tirar»

A lo largo de ese tiempo habéis cosechado una gran cantidad de éxitos. ¿Cuáles son las canciones que más disfrutas en el escenario y cuáles quizá, te pueden apetecer menos?

Las que menos es mejor no decirlo (risas). Hay algunas que te gustan más que otras, como cualquier hijo de vecino. Tenemos que tocar temas, que en su momento no tuvieron mucho éxito y luego son las más escuchadas como A tu lado o Quiero beber hasta perder el control. Sobre esta canción, allá por el año 85 Enrique me llamó y me pidió que grabara una guitarra en la maqueta y es un tema al que tengo mucho cariño.

Hay muchos temas. Me gustan muchos tipos de música, pero digamos que la música que he escuchado y que más me gusta se refleja en esta banda. Para mí, tocar con Los Secretos significa poder hablar mi propio lenguaje de la música.

¿Qué balance haces de este último disco, llamado ‘Mi Paraíso, ahora que han pasado cuatro años desde su publicación?

Ahí, como siempre, hay canciones que me gustan mucho. Como tenemos un repertorio obligado a lo largo de los años, cuando sacamos un disco nuevo incorporamos alguna canción al set de los conciertos. Quizá no todas las que nos gustaría porque no podríamos. Si de cada disco que hemos grabado tocáramos en concierto cuatro canciones, no nos daría el repertorio para tocar algunas que hay que tocar siempre. Como Sobre vidrio mojado, Déjame…

Haces todas las canciones con mucho cariño, todas con el mismo y luego, algunas  sobreviven mejor que otras. Se desaprovechan muchas. Siempre hemos grabado todos los discos con mucho cariño puesto en cada canción. Ha habido momentos en los que la gente grababa un par de temas de single y lo demás era de relleno. Es un concepto, el del disco, que ahora ya se ha quedado antiguo. En realidad, hemos vuelto al single. Es un single virtual pero la gente va sacando canciones. En nuestros discos intentamos que todos los temas nos gusten y hacerlo con cariño.

¿Cómo ves a grandes rasgos la industria musical en la actualidad?

La música siempre cambia. Las compañías de discos, en su momento, las creaban gente a la que le gustaba la música, igual que las editoriales las han montado siempre gente a la que le gusta leer y quiere ganar dinero con eso. Eso tenía un punto de romanticismo, porque en el momento en que los discos se empiezan a vender masivamente, compañías inversoras o de otro género, petroleras o millonarios rusos… Dicen: “hay dinero ahí, pues lo compro”. Se piden resultados por encima de lo meramente artístico, que también es un signo de los tiempos, la industria de usar y tirar. Las cosas tienen, como ocurre con los teléfonos, una vida muy corta. Se ha acortado la vida de los músicos y ese interés puramente económico no hace bien. Siempre ha hecho falta gente que, independientemente de que gane dinero, tenga algo de sentido filantrópico. Sin ellos el arte no hubiera sobrevivido. Ha habido gente con dinero que se ha fijado en un pintor porque le gustaba y ha comprado sus cuadros. Eso es lo que ha hecho que ese señor sobreviva.

Pasa un poco eso, la música se suele renovar. Cuando algo se estandariza mucho, como ocurrió cuando apareció el Punk o la época de las baladas… Aparecieron Elvis y Chuck Berry y rompieron con lo que había antes. Siempre ha pasado eso, aunque ahora no sé si es posible que pase, porque hay mucho control en el tema de la música, pero siempre va a haber música y gente que quiera escuchar algo nuevo. Cuando algo se vuelve cansino la música se renueva y la gente quiere algo diferente. Veremos a ver, el tiempo nos lo dirá.

«Cuando tengamos un poco de tiempo, pararemos, y grabaremos un nuevo disco»

¿Tenéis planeado grabar un próximo disco pronto? ¿Cuáles son los planes de futuro de Los Secretos?

Estamos tocando mucho y no tenemos tiempo, pero cuando paremos un poco seguiremos ese ciclo musical. Hacer canciones, grabarlas y salir a tocar con las antiguas y con las nuevas. Ese es el ciclo vital de una banda y resulta absolutamente necesario. Cuando paremos un poquito iremos haciendo canciones y sacaremos un disco, o canciones, como hablábamos antes. Antes del concepto del vinilo, el Long Play, lo que se vendían eran singles; la gente compraba discos pequeños. Pasa un poco eso, de alguna manera.

Mirando hacia atrás, ¿cómo fue tu llegada a Los Secretos y cómo se mantiene la amistad y la relación profesional durante 40 años? No siempre es fácil…

No es fácil, muchos grupos mueren de éxito. Todos conocemos ejemplos de gente que cuando mejor les va y más éxito tienen, acaban peleando, es un clásico. Gracias a dios eso con nosotros no ha ocurrido. Yo los conocí cuando grabaron el tercer disco, en el 83. Grabaron el tema No me imagino y yo tocaba con un amigo que era ex compañero de Enrique Urquijo. Hicimos una versión instrumental, con banjo, con el grupo de Bluegrass que teníamos, para ese disco, es una versión que se puede encontrar como última canción de ese disco, y ahí nos conocimos.

A raíz de ese disco les dijeron que la música de Los Secretos no estaba de moda y no tenía futuro, rescindieron el contrato y a partir de ahí, nos volvimos a encontrar y comenzamos a hablar… Enrique me pidió una guitarra para una maqueta y en el 86 se grabó la primera canción de El primer cruce y a partir de ahí empecé a tocar con ellos. Aquí seguimos, perdimos a Enrique y Álvaro tomó las riendas del grupo y muy bien. Aquí estamos haciendo lo que nos gusta; no se puede pedir más.

¿Qué aficiones tiene Ramón Arroyo? ¿Qué te gusta hacer cuando no actúas o compones?

Me gusta hacer muchas cosas y me falta tiempo. Cuando eres joven parece que tienes todo el tiempo del mundo, los veranos son largos…  A mí me gustaba dibujar, pintar… me gusta hacer muchas cosas, viajar, el cine, escuchar música, comer, nadar, la montaña… Cosas normales, pero sí me gusta mucho leer. Me encanta también cocinar. Me gusta pasarlo bien, como a casi todos los mortales.

Fotografía de portada / Instagram: Ramón Arroyo

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