Óscar Renedo es el fundador del Grupo Deportivo Las Rozas y de la Escuela de la Felicidad, dos organizaciones de carácter solidario. Su objetivo es hacer más accesible el deporte tanto a niños, como a adultos y familias, y compartir también herramientas de desarrollo personal para mejorar el conocimiento de uno mismo y las relaciones familiares. La semana que viene empieza su segundo verano de campamentos para niños, y viene a contarnos sobre ellos y sobre cómo ha sido el desarrollo de su actividad durante una pandemia mundial.
¿Cómo nace el GDLR?
El primer Grupo Deportivo se creó en 2015, cuando decidí retomar el deporte después de muchos años desconectado. Me junté entonces con vecinos de Las Rozas que compartían mis intereses, y empezamos a quedar para correr y hacer rutas en bici. Se me ocurrió crear un grupo de Facebook para reunir a todos los interesados para planear las convocatorias y los eventos, y subir ahí las fotos. De esa manera yo organizaba cada fin de semana diferentes rutas en bici y de senderismo, y otras actividades de deporte. Ese grupo creció mucho. Empezó como un espacio informal, y luego vi en él una oportunidad de crear algo más profesional. Así es como creé el club en 2020, que lleva ya año y medio en funcionamiento.
¿Y cómo surgió la Escuela de la Felicidad?
La idea para la Escuela de la Felicidad surgió mientras que, a la par que volvía a hacer deporte, yo iba haciendo un desarrollo personal en paralelo. A través de especialistas y talleres realicé un viaje interior para desarrollar mi inteligencia emocional y encontrar mi propia felicidad. Me impactó mucho, y me dije que tenía que compartir mi experiencia con los demás.
Creé la escuela de la felicidad durante el confinamiento. Era en formato zoom, y yo organizaba directos con coaches, con psicólogos, profesores de deporte, yoga, meditación… así empecé a crear contenido que pudiera levantar el ánimo de la gente y entretenerles en sus casas. Tras el confinamiento, apliqué lo que había aprendido también en actividades de los campamentos del año pasado, actividades de mindfulness y meditaciones, y en senderismo en familia.
La Escuela de la Felicidad fue creada justo unos días antes del estado de alarma en marzo de 2020. ¿Cómo se han visto afectadas vuestras visiones para la escuela y la manera de realizar los planes por la pandemia?
Yo sabía que quería desarrollar en un futuro una escuela de la felicidad, aunque no sabía exactamente cuándo. Pero cuando empezó la pandemia, vi una oportunidad en el confinamiento, y me dije que era el momento de sacar la idea que tenía guardada en el cajón, y así proteger y acompañar a la gente en esos momentos tan duros.
De esa manera me pasé el confinamiento creando contenido, colaborando con coches, psicólogos, escritores, y creando clases de gimnasia, de yoga y deporte… También hacíamos directos a las 8 de la mañana, de meditación, yoga y fitness, para ayudar a la gente a activarse, levantar el estado de ánimo y la productividad y afrontar el día con energía. En resumidas cuentas, muchos contenidos tanto para el alma, el espíritu y el cuerpo.
Incluso organizamos dos subastas benéficas de arte para la ONG MAS+ Ayuda y Solidaridad, recaudando 10.000€ en ambas subastas para la compra de material sanitario.
Desde que se acabó el confinamiento me he estado enfocando un poco más en el deporte, pero la Escuela de la Felicidad va a volver a aparecer en nuestras actividades pronto, y tiene mucho potencial todavía.
¿Qué disciplinas proponéis, tanto con el Grupo Deportivo Las Rozas como con la Escuela de la Felicidad?
Todo empezó con la escuela de mountain bike, y luego me di cuenta de que podía diversificar los deportes para la gente que tenía distintos perfiles e intereses. Así creé la escuela de patinaje, el club de esquí, y organizamos rutas de raquetas de nieve y senderismo, la escuela de pádel, clases de zumba solidaria, y los campamentos de verano.
Un ejemplo de las actividades de senderismo que realizamos es el Retos de Las Siete Cumbres, donde cada dos semanas hacemos una ruta en la que coronamos una de las cimas de Madrid. También tenemos El ciclo de los 7 bosques y 7 tesoros de senderismo familiar, o el ciclo de los Sundays Fundays. En verano empezaremos a hacer los ciclos de puestas de sol, donde aprovecharemos el fresco de la tarde para realizar las excursiones, y veremos ocasos, salidas de la luna llena y contemplaremos las estrellas y las lluvias de estrellas con familias.
También tenemos la academia de pádel, donde organizamos partidos diarios, torneos solidarios en los cuales donamos a Agua ONG, una ONG roceña, e incluso impartimos clases de pádel en las urbanizaciones.
Finalmente tenemos nuestros campamentos para los más pequeños, que empezarán la semana que viene.
Algunas de estas actividades están acompañadas de coaching de familia, para profundizar en la conexión entre los miembros de la familia y reforzar la inteligencia emocional, con la ayuda de coaches y psicólogos con los que trabajamos. En los campamentos de este verano vamos a integrar también la escuela de la felicidad para los niños, a la vez que los deportes.
En tu experiencia personal, ¿qué es lo que más les gusta a los niños de los campamentos de verano?
Depende del niño. Hay algunos a los que le gusta mucho montar en bici, patinar, o lo que más les llame la atención en el campamento según su perfil. El secreto del éxito de nuestros campamentos es aunar las disciplinas de nuestro grupo deportivo y combinarlas con el desarrollo personal de la escuela de la felicidad, para fomentar la mejor versión posible de los niños.
Pero yo creo que donde todos disfrutan, y desean que llegue el momento, es en la guerra de agua. Tienen fuentes, pistolas y metralletas de agua, y es entre las 13:00 y las 14:00 horas del mediodía, por lo cual es una manera de remojarse y aliviar el calor.
Después comemos, y luego hacemos algún juego de mesa tranquilito hasta que vengan los padres a recogerlos.
¿Qué grupos de edades pueden disfrutar de las distintas actividades que propone el Grupo Deportivo Las Rozas?
Ofrecemos clases de patinaje desde los 3-4 años, de nivel 0, que van de la mano de las monitoras y aprenden a patinar. También tenemos actividades de bici desde que los más pequeños aprenden a quitarse los ruedines, y así tenemos un grupo de edad de 4 a 6 años que montan en bici en el pinar cada semana. Luego hay actividades para niños, jóvenes y adultos de todas las edades, e incluso talleres exclusivos para mujeres, que cojan confianza en la bici. El próximo objetivo es desarrollar más en profundidad las proposiciones de rutas para adultos.
¿Cómo ha sido el rendimiento de las actividades estos últimos dos años?
El rendimiento ha sido muy satisfactorio, la verdad. Durante el confinamiento, la escuela de la felicidad contaba con unas 20 o 30 personas, lo cual estaba muy bien, pues reforzaba el vínculo entre los que asistían y el coach, y facilitaba el hacer preguntas y un seguimiento más personalizado.
Tanto la escuela de mountain bike y las de patinaje y de pádel han ido creciendo progresivamente a lo largo del último año, ya que la comunidad iba demandando cada vez más deportes al aire libre de manera segura.
¿Qué les dirías a todos aquellos que dudan de si asistir o no por el tema de la COVID-19?
No hay ningún riesgo, ya que todas las actividades y talleres se realizan al aire libre, en plena naturaleza, y muchos de los deportes conllevan también una distancia de seguridad, como es el caso para la bici, el patinaje o el yoga.
No es obligatorio el uso de la mascarilla al aire libre y con deportes que no son de contacto, pero cada alumno es libre de llevarla si lo desea. Se respetan en todo momento las medidas de distancia en los campamentos, aunque sí que nos pondremos las mascarillas a la hora de la recogida.
¿Cuáles son vuestros próximos objetivos para este 2021 y los años venideros?
Principalmente seguir creciendo, desarrollando y consolidando las escuelas deportivas, para mejorar aún más su rendimiento.
También nos gustaría llegar a algún tipo de acuerdo con el Ayuntamiento de Las Rozas para recibir ayuda logística y más espacios en los que trabajar, como por ejemplo huecos en otras pistas de patinaje principales, espacios en los que dejar las bicis para la escuela de mountain bike en Navalcarbón, o incluso expandirnos a otros deportes, como el vóley, para el cual necesitaríamos pistas.
Me parece importante que Las Rozas, ciudad del deporte, sea un municipio que siga apostando por el deporte como lo ha hecho durante todos estos años, y sería positivo que el Ayuntamiento colabore también con los pequeños clubs como el nuestro que están resurgiendo para conseguir ese objetivo. Especialmente teniendo en cuenta que con la situación del COVID mejorando, va a haber aún más demanda por parte de las familias que querrán hacer deporte, y tenemos que asegurarnos de que vamos a poder satisfacer esa demanda.
Somos parte del grupo deportivo de Las Rozas y es un gusto ver como se preocupan por la calidad de servicio y el compañerismo que allí se vive.
100% recomendable:)